Ha diseñado “Al abrir la ventana encontré un espejo,” “En mi unidad, me multiplico y me miro desde un mismo ojo” y “Todas mis partes son más que yo, pero son yo” sobre el concepto de Abrir y ese flujo constante, entre lo físico y lo digital, que es WOW. Sus tres renders tienen que ver con la idea del agua, lo múltiple, lo fractal y fragmentado. Los orificios. Elementos que cambian de forma, se adaptan, se abren al mundo y se multiplican.
Ella es muchas a la vez: Mayte Gómez Molina e Ingrata Bergman. Ingrata es un avatar cuya identidad muta y se adapta. No le tiene miedo a nada. No se calla. No soporta las injusticias ni decir las cosas a medias. Mayte es una mujer que lee, pasea y observa. Le interesa prácticamente todo, menos aquello que implica daño a otras personas. A veces le cuesta dormir y le fascinan los animales. Ingrata canaliza los dolores de Mayte y, como ella, es radicalmente valiente, pero de una manera distinta. Ingrata es más cañera. Mayt crea desde las habitaciones en las que habita mientras encuentra aquel lugar para establecerse. Con esta cierta inestabilidad personal, pero a la vez, como un entreno constante que le permite poder crear desde donde sea, nos abre su tiempo y espacio, para divagar sobre la idea de abrir, las mezclas de realidades y cómo vivir del arte hoy. Ahora esta acabando “Countryside Simulator 1.0” una experiencia de Realidad Virtual, acompañada de un vídeo 3D, que ironiza sobre la explotación laboral. Se inaugurará el 30 de marzo en el Media Lab de Tabakalera, en Donosti.
En un momento donde las etiquetas son complejas y definirse complicado, cuando te preguntan a qué te dedicas, ¿Qué respondes?
Ahora mismo, me dedico a buscar una forma de ganarme la vida que incluya el arte como elemento central de mis días. Mi rutina es, esencialmente, la misma que la de una panadera, una fontanera o una abogada: dedico entre 8 y 10 horas al día a crear. Puedo hacer esto porque he decidido permanecer en casa de mi familia hasta que mi proyecto se vuelva más estable. Creo que es importante mencionar esto, ya que no se suele hablar de las condiciones materiales que hacen falta para hacer arte, y es importante compartir la realidad física, económica y material que rodea a la creación para no mitificarla en exceso.
Dentro de esta rutina, ¿Cuál es tu proceso creativo?
Mi proceso creativo consiste en convertirme en un agujero negro: absorbo todo a mi alrededor y lo dejo fermentar hasta que una idea empieza a repetirse y me doy cuenta que debo prestarle atención. Absolutamente todo puede ser una fuente de inspiración. No quiero hacer arte que se parezca al arte que ya existe, suelo mirar todo menos el arte. Prefiero hacer una imagen 3D que se parezca a un proceso celular que a una imagen que ya he visto.
¿En qué estas trabajando últimamente?
Ahora mismo estoy acabando Countryside Simulator 1.0. Una experiencia de Realidad Virtual acompañada de un vídeo 3D que ironiza sobre la explotación laboral, tanto de uno mismo hacía sí mismo, como de algunas empresa hacia sus empleados. Está realizada en un tono satírico, y consiste en el anuncio ficticio de una empresa que ha creado una estación de meditación unipersonal para que sus trabajadores puedan descansar diez minutos cuando estén saturados, para poder tranquilizarse y volver a producir más. Me horroriza la idea del descanso con el único objetivo de seguir produciendo, el ocio o el dormir como elementos que solo son útiles porque nos ayudan a producir mejor, cuando son válidos y necesarios en sí mismos, sin servir a nada. La pieza se inaugura el 30 de marzo en el Media Lab de Tabakalera, en Donosti. También ando escribiendo y pensando cómo escribir un libro en un momento de la historia cada vez más desapegado del objeto y cercano a la experiencia. Creo que mis próximos proyectos intentarán ahondar sobre nuevas formas de literatura. Pero mientras llegan las ideas, seguiré leyendo.
Si nos paramos a pensar en el concepto de abrir y la idea de abiertos, ¿Qué te viene a la cabeza?
Tener una mentalidad abierta es ser capaz de hacer ósmosis, ser permeable, que las cosas pasen la barrera de tu piel y las metabolices para que formen parte de ti. Tener una mentalidad abierta pasa por la escucha, la escucha atenta, con todos los sentidos, de cosas que pueden ser muy diferentes a nosotras y no por ello debemos cerrarnos a ellas, a su existencia digna, segura y feliz. Ser abierto, mutable, adaptable: eso es lo que capacita a un organismo para sobrevivir en su entorno. Si no somos capaces de abrirnos, ahí sí que viviremos en una verdadera ficción, un mundo irreal, inhumano, desconectado de los demás.
Y, ¿“Phygital”?
Una Alexa que nos cuenta sus secretos, un ordenador al que le ponemos nombre, una imagen que puedo tocar, oler o comer. Es un lugar donde puedo tener cuerpo o no, donde puedo ser un perro o una flor pero sigo siendo humana, y cuando vuelvo de ser otras cosas, vuelvo más sabia y mejorada. Phygital es la realidad en la que ya vivimos. Una realidad que se puede usar para expandir nuestras experiencias y conocimientos, una realidad que nos permite hacer cosas maravillosas en un nuevo paradigma que sea sostenible y habitable para los seres humanos.
Entonces, ¿Podemos diferenciar entre lo digital y lo físico?
Hoy en día, ya no. Quizás podemos hablar de lo material / tangible y lo digital como partes de la realidad, pero todo lo digital genera efectos reales. Si a mí me insultan por Instagram, mi dolor no es digital, mi dolores totalmente material. Y estamos constantemente dentro de la red, desde nuestros teléfonos móviles y otros dispositivos, hasta Alexa, Siri o dispositivos de domótica. Me resulta muy gracioso que la gente se sorprenda tanto con el metaverso cuando el metaverso ya está aquí, en la calle, en nuestras pieles, en la forma en la que amamos, comemos, hacemos el amor y soñamos. Yo ya he soñado que estoy en una llamada de zoom o qué ando haciendo bases de datos en Excel. Hasta ahí llega la importancia de lo digital en nuestras vidas, hasta el sueño, lo más antiguo y lo más intocable que tenemos.
En este contexto, ¿En qué papel queda el arte digital?
Como en cualquier otra disciplina, el arte digital es igual a todo tipo de arte, menos por su medio. A mí no me parece revolucionario hacer arte digital o tecnológico, lo que me parece es coherente. El arte siempre ha tratado los mismos temas utilizando herramientas antiguas y nuevas al mismo tiempo. Cuando las pintoras surrealistas pintan a mujeres en parajes inhóspitos, y yo renderizo un cuerpo afeminado en un entorno lleno de reflejos, hablamos de lo mismo de formas distintas. El arte digital es una nueva forma de generar imagen. Y generar imágenes, al igual que contar historias, ha sido siempre una obsesión humana. Creo que lo realmente radical y novedoso sería ponerse, a día de hoy, a hacer grabados en piedra, a mano.
Esto implica nuevas maneras de exponer y disfrutar el arte, ¿Se puede exponer en una feria o entorno digital?
Por supuesto. De hecho, creo que quizás la gente esté hasta más atenta que en una exposición real, porque no puede sacar fotos de las obras de arte y subirlas a una red social para darse importancia, porque dará igual. No es lo mismo ir a ver la capilla de Rothko en directo que ver una imagen o vídeo que se reproduce a la vez en miles de ordenadores. Creo que la experiencia del arte será distinta, pero no negativa, o almenos no más negativa que la que hay ahora.
Para acabar, “wild card”, ¿Se puede narrar un poema con inteligencia artificial?
Sí, pero nunca solas. La unión de la persona y la máquina sí es capaz de generar creaciones. Lo que no se ha conseguido es que una inteligencia artificial escriba un poema por sí misma. La máquina no va a morir, y eso impide la poesía. Los seres humanos crean, cantan, bailan y escriben porque son conscientes de su muerte. Por eso la máquina no escribirá por sí misma poesía, sino que generará otro tipo de arte no humano si llega el momento de que desarrolle una conciencia propia.