El único color capaz de contener a todo el espectro marca el ritmo de los nuevos códigos creativos. Un fenómeno que estrecha lazos entre lo físico y lo virtual y que ya está transformando el panorama en un lienzo en blanco capaz de dar cabida a todo tipo de conversaciones.
Aunque pueda parecer una frase manida, realmente el futuro es ahora. Una realidad en la que aquellas premisas que vaticinaban los relatos de ciencia ficción ha cobrado un nuevo sentido donde todo es posible. Gracias a la digitalización, el nuevo panorama que se dibuja ante nosotros ha hecho que lo que ayer parecía una anécdota hoy sea totalmente factible. En el centro de este diálogo se posiciona, sin ninguna duda, la creatividad, cuyos actores principales se han sentido más estimulados que nunca ante un horizonte repleto de posibilidades, uno donde el lenguaje se declina desde el punto de vista de la tecnología. Esto nos ofrece una perspectiva diferente para ver las creaciones, lo que puede llevarnos a nuevas fórmulas que no habíamos imaginado antes. Es como escribir sobre algo sobre lo que nunca se había escrito. Y lo que es aún mejor: que el espectador abandone su tradicional actitud pasiva para sentirse cordialmente invitado a participar en una fructífera conversación.
Para adentrarse en este complejo universo, el portal más directo para conseguirlo es el croma. Conocido también como clave de color, se trata de una técnica audiovisual utilizada tanto en cine, televisión y fotografía, que consiste en extraer un color de una imagen o vídeo para reemplazar luego el área que ocupaba ese tono por otra imagen o vídeo. Eso es precisamente lo que condensa la razón de ser de WOW, que se sitúa en un marco cromático que destaca por la ausencia de color. De esta forma su identidad se convierte para el observador en un lienzo en blanco que nunca es igual, que se transforma constantemente y en el que poder ver reflejados todos los deseos. Porque cuando no hay un tono de fondo cualquier cosa es posible y la creatividad se dispara. Este entorno cromático es para la plataforma mucho más que un mero atributo visual: es un referente ontológico que le permite mantenerse con un pie en el terreno virtual y otro en el físico. La neutralidad del croma le permite, igual que a los actores de la visionaria película Avatar que son capaces de adentrarse entre los frondosos paisajes del planeta Pandora, adquirir cualquier aspecto para construir una serie de universos infinitos dependiendo tan solo del visitante que lo contempla.
Pero más allá de los efectistas recursos de la industria del cine, también el mundo del arte ha querido aventurarse por estos derroteros y ha vislumbrado cómo sacar partido a este lucrativo recurso, con más motivo tras un año en el que el público ha tenido que reducir sus salidas a la calle y convertir el ámbito doméstico en el único entorno de recreo. Una filosofía que coincide con los valores fundacionales de WOW, en el que los creadores contemporáneos, desde el ámbito de la moda, la belleza, la tecnología o la gastronomía ofrecen su particular visión con la que conectar con el público, abriendo una conversación en la que la dialéctica fluye en una doble dirección, cambiando constantemente, planteando diversas opciones e integrando al visitante, ya sea en su espacio físico o desde su sofá. Un lema que se podría resumir como “estar dentro para existir” y que dibuja un plano infinito donde todas las conexiones (y todas las realidades) son posibles.
Fue Albert Einstein quien aseguró que “la realidad es simplemente una ilusión, aunque una muy persistente” sin intuir que casi tres cuartos de siglo después, sus palabras resonarían en el eco provocado por el advenimiento del metaverso. Y no es para menos puesto que lo que ya se ha considerado como la siguiente gran revolución de Internet suscita una serie de cuestiones tan controvertidas como la continuidad misma de la existencia más allá de la tangibilidad humana. Porque hace ya tiempo que nos dejó de importar si habría vida en Marte: ahora la cuestión es que hay una existencia virtual paralela aguardándonos al otro lado de la pantalla y el momento de lanzarse a experimentarla acaba de llegar.