El número 18 de la Gran Via madrileña ha tenido muchas vidas. En octubre de 1915, se alzó como uno de los primeros edificios en la gran avenida de la ciudad. Avenida que pretendía convertirse en lo que hoy es: punto de encuentro, escaparate donde se mezcla lo nuevo y lo castizo y lugar de paseo con ganas de evolución constante. Desde entonces, hace más de cien años, el 18 de Gran Via, ha sido un devenir de transformaciones históricas en un edificio pionero y clave.
En octubre de 1915 Gran Via 18 nació con forma de hotel: el Hotel Roma. El hotel embelleció durante tres décadas el primer tramo de la calle más importante de la capital. Proyectado por el arquitecto Eduardo Reynals Toledo, el hotel lucía una fachada sobria, afrancesada y elegante con balcones en el piso principal y una gran balaustrada de piedra. La cornisa de la última altura es uno de los pocos elementos originales que aún se conservan. Por dentro, un gran hall distribuidor con columnas, piezas Luis XVI y un fresco que reproducía, cómo no, una vista de Roma. De aquí arrancaba la suntuosa escalera. El techo, con montera acristalada y armadura de hierro, iluminaba la estancia con luz cenital. En la esquina con la calle del Clavel se situó el emblemático torreón, con el nombre del hotel en rótulo, el año de inauguración en números romanos, las siglas S.P.Q.R. y, como remate, una figura en bronce de la loba capitolina amamantando a Rómulo y Remo.
Pero todo esto desapareció cuando el edificio cambió de manos. Y es que tras la Guerra Civil, pasó a ser la ubicación del Banco Ibérico en 1948 y, ya en 2001, la de la Consejería de Justicia de la Comunidad de Madrid. Entre ese tiempo sufrió varias intervenciones que transformaron su exterior, desnudándose de la mayoría de su ornamentación. También se eliminó toda la decoración hotelera para adecuar el espacio a las oficinas y se perdió la antigua puerta de entrada por la Gran Vía con marquesina de cristal y forja. Nunca se supo cuál fue el destino de esa loba romana. Pero ahora Luperca (una copia exacta de la anterior) vuelve a brillar en lo alto de la Gran Vía 18 para devolverle su estatus arquitectónico del siglo pasado.
** Rocío Ley (Madrid, 1988) es redactora y copywriter freelance, colabora con la productora CAP en Props y Locations. Crea contenido y desarrolla estrategia e identidad verbal para marcas