La mentalidad del día 1 podemos decir que forma parte fundamental de lo que llamamos “ambición” de la empresa. En una empresa de éxito, los fundadores y los accionistas, deben manifestar esa ambición, pero solo tendrán éxito si cuaja en el resto de la organización, si todos los colaboradores de la empresa la comparten en forma de lo que llamamos “cultura”.
Este tándem ambición-cultura es el verdadero “motor” que hace que las cosas pasen en una empresa. Si no funciona bien, nada lo hará en la empresa. ¿Es tan radical? Pues sí. Podemos tener las mejores estrategias de mercado, pero la ambición y la cultura se las “comerán con patatas” cada día. Es muy común ver en el mundo del retail que los estrategas “digan” unas cosas en la Central y, la realidad de las tiendas y oficinas sea diferente, porque la cultura, los empleados a todos los niveles, no “creen” en esas palabras.
Si tan crucial es la cultura para el éxito de una empresa, ¿qué podemos hacer? Una cultura robusta deberá ser:
Una cultura compartida. Requiere que todos los empleados compartan el mismo conjunto de valores, que hablen el mismo idioma y que haya un consenso entre ellos sobre la ambición y el modelo de negocio de la empresa.
Una cultura de la reflexión. La mayoría de las empresas dedican poco tiempo a pensar. Se gestiona y se ejecuta, pero sin reflexión no hay aprendizaje y se tiende a repetir los mismos errores.
Una cultura de la acción. Debemos enfocar a nuestros equipos a la acción, a tomar decisiones, asumir riesgos y aceptar errores. Siempre fallaremos el 100 % de los tiros que no lanzamos.
Una cultura de los resultados. Pensemos como los deportistas, fijemos altas expectativas.
Precisemos, midamos y publiquemos los resultados. Y seamos claros con las consecuencias (positivas o negativas) para todo el equipo de llegar o no.
Una cultura del aprendizaje. Los ganadores suelen ser humildes porque, ante todo, nunca están seguros de saberlo todo; siempre están dispuestos a aprender y siempre piensan que se pueden hacer las cosas mejor y crecer.
Una cultura que evolucione. La cultura es clave para el éxito y para el fracaso, pero es difícil de modificar pues supone cambiar la actitud y el comportamiento de decenas, cientos, quizás miles de personas. Sin embargo, los cambios y ajustes de cultura no pueden ni deben evadirse ni evitarse.
Una cultura que se alimente. El mantenimiento de una cultura de éxito requiere trabajara para alimentarla.
Todos los días surgen culturas emergentes que ejercen de “francotiradoras” sobre la cultura la empresa.
Mantener nuestra cultura y ajustarla deben ser elementos clave de la agenda de todos los que trabajamos en la empresa.