Hay números que parecen destinados al éxito, al reconocimiento social, al cariño de los humanos. Uno de ellos, y estaréis de acuerdo conmigo, es el 18. En el número 18 de la burbujeante Gran Vía madrileña se erige la parte física de WOW. WOW nace con la intención de conectar personas con marcas de una forma nunca vista hasta ahora y lo hace con un formato híbrido, “phygital”, donde lo físico se mezcla con lo digital. El lado físico de WOW, se alza en un número 18, en el edificio que, tiempo atrás, albergó el histórico Hotel Roma.
El número 18 suena rotundo, firme y seguro de sí mismo y amigos, nuestra querida Madrid no es ajena a esta realidad y es que, paseando por sus calles y revisando sus portales, he caído en la cuenta que son muchos los edificios que habitan en números 18 y que destacan por su singularidad, historia y secretos. ¿Casualidad? Yo no lo creo, Madrid no da puntada sin hilo.
Así que bienvenidos a un paseo por ‘Los otros 18 de Madrid’ donde nos vamos a encontrar con edificios precursores, teatros, la huella del arquitecto que más hizo por Madrid e incluso con el mismo Miguel de Cervantes. ¿No me creéis? Poneos cómodos que comenzamos…
Nuestros primeros pasos nos llevan hasta una de las calles más antiguas de Madrid, la Calle Mayor, allí nos aguarda el imponente ‘Edificio de la Compañía Colonial’, una obra de comienzos del siglo XX que optó, en 1908, al Premio da la Mejor Fachada construida en Madrid. Ahí es nada. Esta fue la argumentación que hicieron en su memoria sus propios arquitectos: “Que habiendo proyectado y dirigido la nueva fachada de la casa número 18 de la calle Mayor de esta capital y encontrándose en condiciones para aspirar al premio anual que la Corporación Municipal tiene establecido para las fachadas que mejores condiciones reúnan bajo el punto de vista del ornato público…”. Un bello edificio que bien merece una vista reposada al tratarse de uno de los escasos ejemplos que quedan en la capital de corrientes cercanas al Art Nouveau.
Nos vamos de un edificio excepcional a otro casi más único, por su estilo. Nos espera en la también céntrica Carrera de San Jerónimo, a pocos pasos de la Puerta del Sol, la Casa Isern. ¿Sabías que data de 1865 y que fue una de las primeras casas neogóticas que se levantaron en Madrid? Su impulsor fue el arquitecto Francisco de Cubas (quien diseñó el primer modelo de la Catedral de la Almudena) para el sastre don Tomás Isern, el cual instaló su negocio en las plantas baja y principal del inmueble, hoy alteradas por completo. Lo que sí se conserva es la puerta original con sus magníficos herrajes de inspiración medieval y a los que os invito echar un vistazo.
Este edificio es casi único en su especie ya que la arquitectura neogótica en Madrid para uso de viviendas no tuvo casi acogida, ya que este estilo siempre se consideró más propio de la arquitectura religiosa. Queda por tanto esta coqueta Casa Isern como un ejemplo casi anecdótico y singular en todo Madrid.
Otra de las calles más famosas y mentadas de Madrid también nos tiene preparada una sorpresa en el número 18 y es que, en la calle Atocha nos encontramos el reluciente Teatro Calderón. Levantado entre los años 1915 y 1917 y bautizado como Teatro Odeón, su apertura se anunció a bombo y platillo como una de las salas de espectáculos más flamantes y lujosas de todo Madrid, con capacidad para 1000 espectadores, en su decoración no se repararon en gastos, desde las exclusivas vidrieras de Maumejean a las pinturas de Demetrio Monteserín. Una vida de lujo que contrasta sobre manera con el antiguo inquilino de este mismo solar, el Convento de los Trinitarios Descalzos.
Y de los Trinitarios… nos vamos a las Trinitarias. Ponemos rumbo al bohemio Barrio de las Letras, una de las zonas con más encanto de todo Madrid, llamada así porque durante el siglo de Oro convivieron en estas mismas callejuelas autores como Quevedo, Lope de Vega, Góngora o el mismo Cervantes. ¿Pensabais que el número 18 no nos depararía ninguna sorpresa por aquí? Pues vamos a transitar por la calle Lope de Vega, en esta ubicación nos aguarda un edificio de aspecto regio, planta grande y cuerpo de ladrillo. Es nada más y nada menos que el Convento de las Trinitarias, cuya construcción original se fundó en 1612 en torno a una iglesia y en la que, pocos años después, en 1616 fue enterrado nuestro escritor más universal, el creador de Don Quijote y Sancho Panza, Miguel de Cervantes. Después de muchos años “perdido”, unos estudios realizados en 2014, con georadar incluido, confirmaron que unos de los restos encontrados en la cripta de este lugar pertenecieron al padre del Quijote.
Era cuestión de tiempo que en este sorprendente paseo, tarde o temprano, nos cruzaremos con Antonio Palacios. Para quien no lo sepa, este señor y arquitecto, de origen gallego fue el creador en el primer tercio del siglo XX de los edificios más notables y hoy fotografiados de Madrid: el Circulo de Bellas Artes, el Palacio de Comunicaciones, el Instituto Cervantes…¡Incluso las dos primeras lineas del Metro y su logotipo llevan su firma! Pues en el número 18 de la calle Raimundo Fernández Villaverde nos topamos con una de sus obras más desconocidas, y a su vez, espectaculares, el Hospital de Jornaleros o Maudes. Con silueta de castillo o fortaleza, este complejo se levantó en 1917 y fue galardonado por el Ayuntamiento como el edificio mejor construido en aquel año. Hoy alberga dependencias de la Comunidad de Madrid pero este edificio de carácter benéfico fue promovido por Doña Dolores Romero. El objeto del edificio, según consta en la memoria del proyecto era el de “alojar todos los servicios correspondientes a un hospital de jornaleros con una capacidad de 150 camas, en el que estos reciban medicación y cuidados necesarios desde su ingreso hasta su completo restablecimiento, de tal modo que el obrero curado pueda acudir a su trabajo al día siguiente a su salida del hospital.”
El edificio ocupa una manzana completa del plan Castro y su planta tiene forma estrellada. Se articula en torno a un patio central octogonal y a cuatro ejes. Uno de los motivos principales de este diseño fue para que la circulación del aire fuese lo más eficiente posible. Si os fijáis, esta obra, una de las primeras de Palacios, guarda un curioso parecido con otra de las creaciones del arquitecto, ésta mucho más céntrica y conocida, el Palacio de Comunicaciones o de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid desde el año 2007. No es para menos, ya que son “hermanas”.
Y ya, para terminar este itinerario repleto de sorpresas, nos encaminamos a uno de las zonas más exclusivas y conocidas de Madrid, el Barrio de Salamanca. ¿A qué no adivináis cuáles fueron las primeras casas que se construyeron de este elegante barrio, impulsado por el Marqués de Salamanca? Pues sí, las ubicadas en la calle Serrano, número 18. Este bloque fue el primero que se levantó de un barrio que cambiaría para siempre el estatus y aspecto de Madrid, viviendas particulares que por primera vez incorporaban lujos como el cuarto de baño, la luz eléctrica o las cocinas de carbón. Claro, que aquello fue en 1860, mucho ha llovido desde entonces.
Y aquí, amigos, termina nuestro singular paseo en el que nos hemos cruzado con edificios innovadores y galardonados, un exclusivo teatro, las primeras casas lujosas de Madrid e incluso con Antonio Palacios y el mismísimo Cervantes. Un agradable paseo por edificios que de algún modo llegaron para escribir y cambiar la historia de Madrid, algo que también está dispuesto a hacer WOW, revolucionando, con su apertura en plena Gran Vía, el mundo del retail en la capital. Está claro que los números 18 y Madrid guardan un estrecho vínculo y una bonita relación que, seguro, nos seguirá deparando muchas y bonitas sorpresas.